Aumentar la ocupación en los viajes al trabajo

Fecha actualización: 28 enero 2025

Para ahorrar energía en nuestros hogares recordamos siempre que lo mejor es poner el lavavajillas o la lavadora sólo cuando están llenos. ¿Por qué no aplicamos esta misma filosofía a los desplazamientos a los centros de trabajo y estudio? A más ocupantes, menos coches y menos contaminación, este es el principio del coche compartido también en trayectos cotidianos.

Se trata de aprovechar la capacidad de las vías con más ocupantes por vehículo en hora punta.

“En el 80-85% de los vehículos que se mueven en hora punta va una sola persona. Mover 1.000 kilos para trasladar a una persona es un disparate. Si conseguimos poner dos personas en cada vehículo: mitad de vehículos, mitad de consumo de combustible, mitad de emisiones... Todos salimos ganando. Este es el reto”. Esta reflexión del director de la DGT, Pere Navarro, resume el escenario al que se enfrenta la movilidad urbana en estos momentos.

Para reducir el número de coches que circulan al mismo tiempo en la ciudad son necesarias medidas coordinadas: aumentar el transporte público, incentivar la movilidad activa, preparar las infraestructuras para potenciar una mayor ocupación -con la construcción de carriles especiales- y compartir el vehículo privado, para que viajen en él más personas por trayecto (una medida conocida por su término en inglés, carpooling).

La clave: compartir

Esta última es una de las alternativas más estudiadas y considerada más eficiente, y que puede incorporarse tanto en los Planes de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), como en los futuros planes de movilidad para las empresas y grandes centros de actividad, que recoge el Anteproyecto de Ley de Movilidad Sostenible.

El sistema se basa en facilitar el contacto entre trabajadores que realicen el mismo camino y hacer atractiva esta forma de moverse a través de incentivos que potencien un cambio en el uso del vehículo particular.

Movilidad urbana

La práctica de la gestión de la movilidad urbana está abandonando el criterio de plantear más infraestructuras para hacer un mayor hincapié en optimizar el aprovechamiento de las ya existentes, y empezar a medir la capacidad de estas no por los vehículos que se mueven, sino por el número de personas que transportan.

En este sentido, para potenciar el uso compartido del vehículo particular en los trayectos cotidianos será necesario transmitir que habrá una consideración diferente para un mismo automóvil dependiendo del número de ocupantes. Con esta base y para analizar qué tipo de incentivos pueden ofrecerse, operadores de servicios de coche compartido y administraciones han celebrado dos citas este otoño: la primera, en Barcelona el 21 de octubre bajo el título “Potenciando la movilidad con vehículos de alta ocupación”. La segunda, en Madrid, el 20 de noviembre, organizada por la DGT durante el Global Mobility Call.

Aprovechar las infraestructuras

Respecto a las infraestructuras públicas, ya en el año 2000 el catedrático de Urbanística y Ordenación del Territorio Julio Pozueta, en su trabajo 'Movilidad y planeamiento sostenible' planteaba varias opciones: reservar o construir carriles y accesos especiales para vehículos con un mínimo de ocupantes; prever lugares en los que puedan llenarse los vehículos compartidos, dejando aparcados el resto de automóviles, en puntos estratégicos de acceso a la red de autovías y autopistas; y reservar plazas de aparcamiento, o la reducción de su costo, para vehículos altamente ocupados, en lugares centrales, concentraciones terciarias y de empleo, universidades, hospitales, etc.

De estas, España ha apostado en algunas ciudades por los llamados bus-vao: “Lo que se quiere potenciar es que los vehículos no vayan con un solo ocupante, y se ha demostrado que los carriles bus-vao incentivan el uso compartido de los vehículos”, asegura Ana Blanco, subdirectora adjunta de Circulación de la DGT.

La bonificación en los peajes a vehículos con más de un ocupante, como hace Abertis, o las subvenciones directas a los trayectos, tanto para los conductores como para los ocupantes del coche compartido, se presentan también como una palanca de cambio que facilite este tipo de movilidad.

En este último caso la idea es una especie de “cofinanciación” del coste, tal y como se hace en el proyecto piloto para promover el uso compartido del coche en los desplazamientos al trabajo que el CEA (Centro de Estudios Ambientales) y el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz pusieron en marcha en 2023 con la plataforma de la empresa Karos (ver apoyo adjunto).

Más seguridad

Además, compartir coche puede redundar en mayor seguridad vial, porque hay menos vehículos y porque la responsabilidad del conductor también crece, afirma Florent Bannwarth (director de Operaciones de BlaBlaCar Iberia). Así, en una encuesta entre usuarios de la plataforma BlaBlaCar Daily, el 75% de los conductores aseguraron seguir más las normas viales cuando van acompañados y el 84% se confesaba más atento en estos viajes compartidos (6 millones de trayectos en 2023 utilizando esta aplicación).

También el servicio bajo demanda, como taxis y VTC, ofrece opciones para compartir viaje. Uber habla de 150.000 usuarios que desde mayo han compartido su viaje en Madrid, algo que también es posible ya en trayectos al aeropuerto.

En resumen, en la ecuación entre eficacia, coste e impacto medioambiental de los medios de transporte para llegar al trabajo, el uso del vehículo privado está entre los que obtienen peores resultados. Algo que puede revertirse apostando por aumentar la ocupación de los vehículos en desplazamientos cotidianos. Para conseguirlo son necesarias la información y la concienciación, los incentivos que lo hagan atractivo e infraestructuras que potencien la circulación con mayor número de ocupantes.

La estrategia de Karos Mobility en el proyecto iniciado en Vitoria-Gasteiz en septiembre de 2023 ha consistido en centrarse en empleados que trabajan en parques empresariales de la periferia, con zonas en las que se mueven más de 1.000 empleados en las que hay un acceso limitado o difícil en transporte público o con pocas plazas de aparcamiento.

Como incentivo para el coche compartido en estos trayectos al trabajo, el conductor recibe 1,5 euros por viajero y trayecto, el viajero paga 0,60 céntimos (igual que un billete de autobús) y el Ayuntamiento de la ciudad abona la diferencia. Además, el consistorio vitoriano paga a Karos Mobility una cantidad fija por la plataforma tecnológica de carpooling y una variable por los trayectos.

Esto, sumado a un gran despliegue mediático y reuniones en directo con trabajadores potenciales usuarios, han logrado unos resultados prometedores: aumento de la ratio en cada vehículo a 2,75 personas; 100 toneladas de emisiones menos en la atmósfera; 270.000 euros ahorrados en poder adquisitivo en 48.000 viajes ahorrados durante 10 meses, para una comunidad de 1.441 usuarios y entre 1.500 y 2.000 viajes semanales, según datos de la compañía. De hecho, el pasado octubre esta iniciativa se renovó hasta agosto de 2025.

Susana Gómez, ex subdirectora adjunta de Vehículos de la DGT: “La obligatoriedad, por sí sola no basta”

La Ley de Movilidad Sostenible representa una oportunidad única para racionalizar los desplazamientos hasta el trabajo. Sin embargo, la experiencia de Cataluña y País Vasco, que implementaron antes que nadie la exigencia a las empresas de planes de movilidad sostenible, evidencia que la obligatoriedad por sí sola, no siempre asegura resultados si existen barreras a la implantación de algunas soluciones, como las relativas a vehículos de alta ocupación. Aspectos como dejar de considerar el transporte laboral como una retribución en especie; eliminar restricciones a la contratación de servicios de bus compartido entre empresas o a su comercialización por plazas, pueden ser buenas herramientas para hacer real una movilidad laboral más segura y respetuosa con el medio ambiente. Un ejemplo es el tratamiento que reciben estos servicios en Reino Unido o Portugal, donde los planes no son obligatorios. De hecho, en el país vecino se contratan tres veces más servicios de transporte laboral que en España, aunque tiene cinco veces menos población. Estas medidas, que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ya reclamó en 2022, permitirían 

que el transporte laboral actuase como palanca para mejorar la movilidad sostenible, allí donde no se disponen de buenas soluciones de transporte público. En este sentido, es el momento de aprovechar la nueva regulación para potenciar decisivamente los planes de movilidad a los centros de trabajo y favorecer opciones como el bus compartido o aquellas dirigidas a aumentar la ocupación de los vehículos privados en los trayectos cotidianos.

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