Historia

En estos más de 60 años el camino no ha sido fácil, pero ha merecido la pena. Avanzamos con seguridad.

Fecha actualización: 11 febrero 2022

Los inicios

El desplazamiento de personas o mercancías es un hecho ligado a la existencia del hombre. Desde sus orígenes el tráfico constituye un fenómeno social, histórico, económico y jurídico en el que se encuentran inmersas todas las sociedades y en el que, de facto, no existen barreras ni fronteras.

La aparición del automóvil a motor a finales del siglo XIX motivó la necesidad de ordenar el tráfico terrestre dando lugar así al desarrollo de estructuras de gobierno tanto para gestionar el desarrollo y mantenimiento de los vehículos y las vías como para ordenar los criterios y aptitudes necesarios para conducir estos aparatos.

Y ahí fue cuando en 1959 nació la Jefatura Central de Tráfico, un organismo dependiente del entonces Ministerio de la Gobernación, hoy Ministerio del Interior. Creada con el fin de unificar las competencias hasta entonces dispersas en otros organismos de la Administración, y atender a la expansión que en materia de circulación de vehículos a motor, se estaba produciendo en España.

La unificación de competencias se mantuvo hasta los años 1982 y 1997, años en los que se transfirieron varias competencias ejecutivas en materia de tráfico y circulación de vehículos a motor y seguridad vial a País Vasco y Cataluña respectivamente.

Desarrollo

El rápido crecimiento de la Jefatura Central, más conocida como DGT, el volumen de trabajo y la documentación que gestionaba ha quedado reflejado no solo en los cambios de sede, sino también en la estructura orgánica y funcional de la propia Jefatura que se ha ido adaptando a los cambios acaecidos en la Administración Pública Española y a la evolución de la propia movilidad.

La primera estructura adoptada en 1960, formada por el Director, un Secretario General, seis jefes de sección y dieciséis negociados quedó pronto pequeña y fue modificándose a lo largo de la historia hacia cuestiones más técnicas y especializadas, pero sin renunciar a la actividad burocrática de sus inicios. Desde los orígenes se ha trabajado directamente sobre la vía, el vehículo y el hombre, principales factores que intervienen en la circulación y actualmente se continúa trabajando pero en las interacciones que se establecen entre los tres elementos, que darán lugar a la conducción conectada, DGT 3.0, y en un futuro a la conducción autónoma.

Pero la Jefatura Central de Tráfico no sería nada sin las 52 jefaturas provinciales y las 16 oficinas locales de tráfico, repartidas por todo el territorio, ejecutoras de las directrices  y competencias de esta Jefatura Central y más cercana a las necesidades de los ciudadanos.

Y con toda la estructura creada desde los orígenes nos pusimos a trabajar en la formación de los futuros conductores y en la educación vial, pilar básico de una sociedad moderna, que no puede aceptar que los accidentes de tráfico sean un mal “menor” asociado al desarrollo del automóvil.

Las campañas divulgativas de tráfico han sido y son todo un referente en la historia de nuestro país y una forma de llegar a los ciudadanos. Los mensajes que aparecían en los carteles de principios de los 60, dieron paso a poder escucharse en la radio, leer en prensa y posteriormente ver en  la televisión o cine. Hoy, también nuestros mensajes se ven y se escuchan en las redes sociales.  

Ligado a la formación y a la educación vial, también desde los inicios la vigilancia y la sanción han estado y están muy presentes en el Organismo. La capacidad sancionadora en materia de Tráfico se le atribuía a la Guardia Civil, concretamente a la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, que sustituyó al Cuerpo de Policía Armada y de Tráfico que venía haciéndolo desde la finalización de la Guerra Civil. Desde 1959 es la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil los que llevan a cabo las funciones de vigilancia, auxilio y asistencia a los conductores.

Situación actual

Pero todo el trabajo que venimos realizando desde hace más de 60 años (permisos, matriculaciones, campañas, carné por puntos, planes de seguridad vial, normas de regulación del tráfico,  vigilancia, comportamientos…) tiene un objetivo muy concreto, reducir el número de accidentes de tráfico y por consecuencia el número de fallecidos y heridos. A lo largo de los años hemos pasado por una verdadera montaña rusa de cimas muy pronunciadas como la del fatídico año 1989 donde alcanzamos los 9.344 fallecidos. A partir de ese año comienza de forma irregular la reducción de fallecidos que se consolidan como tendencia desde principios de los años dos mil para prolongarse hasta nuestros días, llegando a acumular un 80% menos de fallecidos desde aquel año negro en la carretera.

 

Reducción de fallecidos en Europa 2001-2020:

Hoy, con todas las singularidades que tenemos como país y que afectan directamente a la movilidad somos referentes en seguridad vial, no solo en Europa (los terceros en tasa de fallecidos) sino también en el mundo.

Pero estas cifras no nos pueden parar, ahora tenemos por delante el reto de seguir reduciendo la mortalidad en carretera y conseguir reducir a la mitad los fallecidos y heridos graves durante los próximos diez años. La tecnología, que ya ha sido una aliada muy importante para la DGT en los últimos 30 años, ahora es compañero imprescindible para hacer realidad la movilidad conectada, que ayudará a reducir las víctimas de los accidentes de tráfico, y a posibilitar que todos los trámites administrativos de la DGT se puedan hacer desde cualquier lugar, sin necesidad de acudir a las Jefaturas.

Mientras esto llega, debemos seguir trabajando cada día en evitar los accidentes, en seguir haciendo partícipe a la sociedad civil, que tanto compromiso ha demostrado en los últimos 20 años, y en seguir poniendo en el centro de la política de la seguridad vial a las víctimas, que son las que en muchas ocasiones marcan el camino.

Y así seguiremos todos los que trabajamos en el Organismo otros 60 años más, hasta que algún día podamos pensar, que los accidentes de tráfico fueron cosas del pasado.

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