Consecuencias de las distracciones
Una distracción hace que dejemos de prestar atención a la carretera. Ese intervalo que no estamos pendientes, aunque sean décimas de segundo, pueden ser suficientes para provocar un accidente: Salirnos de la carretera, no ver un peligro o que no nos dé tiempo a frenar ante un imprevisto.
El primer efecto de la velocidad y de las distracciones sobre la conducción es el aumento de la distancia de detención: Cuanto más rápidamente circules o permitas un despiste por pequeño que sea, más espacio recorrerás antes de que tu vehículo se detenga por completo o antes de que disminuyas la velocidad lo suficiente como para evitar el accidente.
Te ponemos un ejemplo muy sencillo: Si marcáramos un número en el móvil mientras conducimos a una velocidad de 100Km/h recorreríamos 140 metros antes de levantar la vista del móvil y pisar el freno, logrando frenar completamente en unos 155 metros. La distancia total necesaria para frenar a esa velocidad sin ningún tipo de distracción es de unos 28 metros.
Habrías recorrido sin control unos 120 metros, que es la longitud de un campo de futbol. Piensa en todo lo que puede pasar en ese espacio.