Continuar con drásticos descensos en la siniestralidad registrada en las vías españolas exige incrementar los esfuerzos en la aplicación de medidas que induzca una transición desde las medidas tradicionales de seguridad vial hacia una visión integrada en que la seguridad vial se transforma en un Sistema Seguro.
Por tanto, para la gestión de una infraestructura segura, ha de partirse de la premisa de que la seguridad de los usuarios (conductores, ocupantes, vulnerables, etc) debe ser el principal criterio de diseño del sistema. El diseño seguro de la infraestructura implica que cuando uno de los otros pilares del sistema falle actúe la infraestructura a modo compensatorio para evitar la ocurrencia de heridos graves y muertos. Se asume que el "error humano" es inevitable, pero que las muertes y las lesiones graves producto de un accidente de tráfico no lo son.
Un Sistema Seguro va más allá de los enfoques reactivos en el análisis de los accidentes ocurridos en el pasado. En lugar de ello, se adopta un enfoque proactivo para guiar (o inducir) la conducta segura al mismo tiempo que evalúa los riesgos inherentes en una red viaria e identifica intervenciones prioritarias que impidan lesiones graves cuando puedan ocurrir accidentes. En ningún caso en un Sistema Seguro se acepta sacrificar vidas humanas en favor de otras prioridades.