Nadie podía ni siquiera imaginar el año pasado que un simple virus fuese a paralizar de forma tan contundente el planeta. Más allá de las dramáticas consecuencias sufridas desde el punto de vista de la salud, esta pandemia supuso un parón contundente en multitud de sectores de nuestra economía, lo que llevó irremediablemente a un frenazo dramático en la favorable progresión que hasta ese momento vivía el transporte público urbano y metropolitano.
Un año y medio después del primer estado de alarma, la movilidad se ha ido recuperando. Pero el equilibrio entre el vehículo privado y los modos sostenibles en la tarta de reparto modal sigue aún tocado. Ese es el gran reto al que nos enfrentamos: evitar que nuestras ciudades se conviertan en el escenario de otra pandemia no menos grave, la de la contaminación atmosférica, que también causa graves perjuicios a la salud.
Las empresas operadoras de transporte público estamos preparadas para reiniciar la movilidad. El sector ha trabajado sin descanso para transmitir confianza aplicando estrictos protocolos de limpieza y seguridad y garantizar así un entorno seguro. Necesitamos que la ciudadanía vuelva a creer en la movilidad sostenible, una pieza fundamental para construir unas ciudades limpias, habitables, inclusivas y con visión de futuro.
¿Volveremos a tener el mismo número de desplazamientos de antes de la pandemia? ¿Qué impacto van a tener a largo plazo factores como el teletrabajo o el comercio electrónico? ¿Por qué todavía hoy hay tanta gente que no ha vuelto a sus autobuses, metros, trenes o tranvías? Como no podía ser de otra forma, este año vamos a dedicar nuestro Congreso en Almería a conocer las claves para recuperar la senda de crecimiento que la movilidad verdaderamente sostenible no puede permitirse perder. Empieza el gran reinicio.