Todo lo que necesitas saber para circular bajo la lluvia

Con lluvia la distancia de frenado se alarga y la visibilidad se reduce. Evitar las maniobras bruscas, aumentar la distancia de seguridad, reducir la velocidad y llevar los neumáticos en buen estado son los mejores aliados. Junto con sistemas de ayuda a la conducción como el ABS, el ESP o el detector de piso mojado.

01 diciembre 2021 - 10:12:00 CET

Según la cadena de talleres Euromaster, el mal estado de los neumáticos causa el 30 % de los accidentes en invier­no.

ADHERENCIA: Con el asfalto mojado la frenada se alarga, la estabilidad del coche queda com­prometida y es mucho más fácil tener un accidente. Una posibilidad que se reduce drásticamente lle­vando los neumáticos con dibujo y presión correctos. Porque con este fenómeno climático la adherencia de las ruedas es clave.

ACUAPLANIN: Es un fe­nómeno indeseable que aparece cuando el neumático no es capaz de desalojar el agua de la carretera por falta de dibujo, baja presión, velocidad inadecuada o por culpa de una zona de agua encharcada. Entonces, las ruedas flotan y se puede llegar a perder el control del vehículo. En este caso, hay que sujetar el volante con fir­meza, no frenar a fondo y corregir la trayectoria suavemente cuando se recupere el agarre.

DIBUJO NEUMÁTICOS: La profundidad mínima del dibujo de un neumático debe ser de al menos 1,6 milímetros, pero es recomendable no dejar que se desgasten tanto. Y muy impor­tante, conocer y aplicar la presión adecuada recomendada por el fabricante para evitar desgastes asimétricos, mayor gasto de com­bustible y que aumenten las posi­bilidades de hacer acuaplanin.

DISTANCIA DE SEGURI­DAD: Con el suelo deslizante por la lluvia es muy recomendable aumentar considerablemente la distancia de seguridad respecto al coche que nos precede, sobre todo de cara a evitar que, en una frenada imprevista, impactemos contra el coche de delante al alargarse la fre­nada por el estado del piso.

La di­ferencia entre frenar en asfalto seco a 90 km/h y hacerlo con el piso mojado es de 32 metros más

DISTANCIA DE FRE­NADO: Detener un coche con el suelo resbaladizo nos va a costar más tiempo y espacio que si el suelo estu­viese seco. De hecho, diversos estudios concluyen que la di­ferencia entre frenar en asfalto seco a 90 km/h y hacerlo con el piso mojado es de 32 metros más. Por ello, es imprescindible que au­mentemos la distancia de seguridad.

EMPAÑAMIENTO: Con llu­via y frío lo normal es que las lu­nas del coche tiendan a empañarse. Como ya ocurría con nieve y hielo, lo más adecuado es mezclar el aire acondicionado con el calor de la ca­lefacción y dirigir esta mezcla hacia la luna delantera. En pocos minutos el coche se habrá desempañado. Es recomendable comprobar si están cerradas las salidas de aire, puesto que con ellas cerradas no servirán de nada estos consejos.

Cuando llueve, las hojas caídas de los árboles al asfalto pueden alar­gar la frenada como si hubiese hielo

HOJAS TRAICIONERAS: Cuando llueve, las hojas caídas de los árboles al asfalto se convier­ten en una alfombra aparentemen­te inofensiva, pero que pueden alar­gar la frenada como si fuese hielo, ya que retienen el agua e impiden que la goma de los neumáticos se agarre bien al asfalto.

LUCES: Si diluvia o la nu­be ha oscurecido la zona hasta hacerse casi de noche es muy recomendable activar las luces de cruce, algo que ten­drán que hacer de forma manual también los que dispongan de un sistema de encendido automático. Se da el caso de que en muchos coches modernos la luz día es tan potente que piensan que llevan los faros encendidos y cuando se hace de noche este despiste les puede costar una sanción.

SUAVIDAD EN MANIO­BRAS: Lo hemos dicho a menudo. En todas las estaciones del año la suavidad al volante nos garantiza un andar relajado y se­guro. Pero, si es invierno y llueve o nieva, conducir con suavidad es una de las mejores decisiones que se pueden tomar. Suavidad con el acelerador, para evitar que au­mente el consumo o el pasaje se maree. Pero también suavidad en las maniobras para evitar la pérdi­da del control del vehículo.

VELOCIDAD: Con lluvia lo lógico y lo más sensato es con­ducir más despacio. Conducir ade­cuando la velocidad a las circuns­tancias de cada momento, de cada lugar y del tipo de trazado y estado de este. En definitiva, velocidad que permita detener el coche con segu­ridad ante una situación inesperada.

AYUDAS A LA CONDUCCIÓN

AVISO DE COLISIÓN CON AU­TOFRENADO: Mediante radares se anticipa al conductor y frena si detecta una colisión inminente.

ARRANQUE EN PENDIENTE: Al arrancar en cuesta actúa sobre los fre­nos y evita que el coche se vaya hacia atrás. Muy eficaz sobre piso deslizante.

DETECTORES DE PISO MOJADO: Recurre a sensores ubicados en los pa­sos de rueda que detectan si el asfalto está mojado activando un modo lluvia que ade­cua el funcionamiento del cambio, el control de estabilidad y la entrega de potencia. De momento solo en deportivos de tracción trasera.

RETROVISORES CALEFACTADOS: Cuando la visibilidad es precaria, llueve y se circula de noche, se agradece disponer de unos retrovisores calefactados que impiden su empañamiento.

SENSOR DE LLUVIA: El sistema de activación automática de los limpiapa­rabrisas nos evita tener que estar pendiente de su activación y de incluso la velocidad de barrido.

SISTEMA ELECTRÓNICO DE ES­TABILIDAD (ESP:) Cuando este sistema detecta que se pierde el control, actúa sobre los frenos de cada rueda para mantener el coche en su trayectoria.

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