Es muy importante conocer y evitar las conductas que provocan distracciones al volante. La tarea de conducir implica que el conductor organice y coordine toda la información, los estímulos que le llegan. Exige por tanto de él, mantener un nivel adecuado de atención selectiva, mantenida y dividida.
Distracciones al volante
Los conductores no asociamos el riesgo que supone una distracción tan bien como el riesgo que suponen las drogas, el alcohol u otros factores. Pero las distracciones al volante son la causa de más del 30% de los accidentes.
Fecha actualización: 30 noviembre 2022¿Qué factores influyen en la atención del conductor?
Factores externos
Hay factores externos que facilitan que el conductor pierda su atención, por ejemplo: las vías que nos son muy familiares o que nos resultan monótonas, pues estas hacen que bajemos la guardia y no prestemos atención, una señalización excesiva, las situaciones que son ajenas al tráfico como la publicidad, el móvil o las propias de la conducción como pueden ser los accidentes, en los que solemos mirar a ver qué es lo que ha sucedido.
Factores internos
Entre las circunstancias personales del conductor tendríamos las propias capacidades del mismo, hay personas que se distraen con mayor facilidad que otras. El estado en el que se encuentre el conductor es un factor determinante, si tenemos sueño o sentimos fatiga nos es más difícil mantener la atención. El alcohol, las drogas y los medicamentos también son factores facilitadores.
También tiene gran importancia el estado físico del conductor, que puede sufrir cambios durante la conducción, especialmente cuando ésta se prolonga en el tiempo.
¿Qué tipo de distracciones existen?
Mientras conducimos pueden existir muchas distracciones que nos hagan perder la atención, siendo las siguientes algunas de las más comunes:
Manejo de la radio
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La compañía en el vehículo
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Manejo del GPS
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Teléfono móvil
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Comer o beber dentro del vehículo
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Fumar mientras conduces
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Maquillarse
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Leer al volante
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Buscar objetos
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Consecuencias de las distracciones
Una distracción hace que dejemos de prestar atención a la carretera. Ese intervalo que no estamos pendientes, aunque sean décimas de segundo, pueden ser suficientes para provocar un accidente: Salirnos de la carretera, no ver un peligro o que no nos dé tiempo a frenar ante un imprevisto.
El primer efecto de la velocidad y de las distracciones sobre la conducción es el aumento de la distancia de detención: Cuanto más rápidamente circules o permitas un despiste por pequeño que sea, más espacio recorrerás antes de que tu vehículo se detenga por completo o antes de que disminuyas la velocidad lo suficiente como para evitar el accidente.
Te ponemos un ejemplo muy sencillo: Si marcáramos un número en el móvil mientras conducimos a una velocidad de 100Km/h recorreríamos 140 metros antes de levantar la vista del móvil y pisar el freno, logrando frenar completamente en unos 155 metros. La distancia total necesaria para frenar a esa velocidad sin ningún tipo de distracción es de unos 28 metros.
Habrías recorrido sin control unos 120 metros, que es la longitud de un campo de futbol. Piensa en todo lo que puede pasar en ese espacio.
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