La fatiga crónica representa un grave riesgo para la seguridad en el tráfico, especialmente para los conductores profesionales. La mejor manera de combatirla es tener unos hábitos de descanso adecuados.
La mejor estrategia para contrarrestar el efecto de la fatiga diaria es descansar regularmente. Cuando el descanso ha sido suficientemente reparador, tu cuerpo es capaz de recuperar por completo sus funciones y puede volver a rendir al máximo.
Sin embargo, si no has descansado lo necesario, la fatiga seguirá disminuyendo tus capacidades día tras día. Con el tiempo, tu cuerpo comenzará a experimentar lo que se conoce como fatiga crónica, que suele repercutir en la salud y en la calidad de vida, además de producir una notable pérdida de rendimiento en el trabajo y al volante.
La fatiga crónica es un asunto muy importante para la seguridad en el tráfico al menos en dos sentidos:
- Si sufres un síndrome de fatiga crónica por la carga de tu trabajo o por unos hábitos inadecuados de descanso, con el tiempo puedes fácilmente sufrir un siniestro.
- La conducción también puede convertirse en la principal fuente de fatiga en personas que por su trabajo han de pasar numerosas horas al volante. En ellos el riesgo de accidente puede ser muy alto.
Ambas situaciones son inadecuadas y se hallan relacionadas con numerosos siniestros de circulación. Sin embargo, el caso de los conductores profesionales representa una situación de especial relevancia para la seguridad vial, debido a la cantidad de horas que pasan al volante, al tipo de vehículos que manejan y al tipo de cargas que transportan (como, por ejemplo, el caso de las sustancias peligrosas).
Consecuencias de la fatiga crónica
El mantenimiento de la fatiga a largo plazo puede dar lugar a alteraciones del sueño, ansiedad, cefaleas, etc y aumentar el consumo de fármacos (para el insomnio, tranquilizantes,…) u otro tipo de sustancias (té, café, bebidas energéticas,…) con la intención de reducir la fatiga, que pueden tener efectos negativos sobre la conducción. Ante esta situación se debe consultar al médico.
La fatiga crónica es un proceso en el que pueden distinguirse tres fases: fase de alarma, fase de resistencia y fase crítica: