Diversos estudios indican que las lesiones de cabeza son la principal causa de muerte entre los accidentados de dos ruedas y que el uso del casco reduce casi un 30% la posibilidad de sufrir lesiones mortales. Además, con el uso del casco la probabilidad de salir ileso del accidente aumenta en un 20%. El casco, es el mejor seguro de vida, con su uso se consiguen un 36% menos de muertes y un 65% menos de lesiones cerebrales.
En el mundo de las dos ruedas el tema de la seguridad es de vital importancia. Hay que protegerse con ropa de motorista contra las inclemencias del tiempo, los golpes y posibles contusiones (es recomendable usar ropa que corte el viento con una prenda aislante y utilizar guantes y botas de piel), pero en particular la cabeza es la parte más vulnerable del cuerpo del conductor. Por tanto el equipamiento más importante es el casco, que debe estar homologado y correctamente abrochado.
Son más recomendables por su mayor seguridad los integrales, ya que además de la cabeza, protegen la cara, barbilla y ojos, su uso es obligatorio para el conductor y pasajero del ciclomotor en todo tipo de vías, es decir, dentro y fuera de la ciudad.
Circular sin casco constituye una infracción grave que será sancionada con una multa económica y retirada de puntos del carnet de conducir.
¿Cómo actúa un casco?
La función básica del casco es absorber una gran parte de la energía cuando se produce un fuerte golpe. De ello se encargan las carcasas interna y externa, no el acolchado.
La velocidad durante el impacto, la dureza de la superficie de impacto, el ajuste y diseño del casco y las características individuales determinarán el grado y severidad de lesión en el cerebro. Precisamente por ello, lo fundamental en el diseño del casco es: el uso del relleno para absorber la energía y la distribución de la fuerza del impacto.
Cuando te golpeas la cabeza, las fuerzas violentas de la aceleración se concentran sobre el cerebro y pueden dar lugar a deformaciones a través del tejido fino del cerebro, el principal objetivo del casco es minimizar esa distorsión. La brutalidad de algunos golpes es tal que incluso aunque no haya fractura de cráneo se puede producir una lesión funcional en el cerebro (por ejemplo, trastornos o déficit en la memoria).