Que una mujer forme parte de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (ATGC), ya sea en atestados o como motorista, hoy no es noticia. Sí lo fue en 1991, cuando entraron en la Academia de la Guardia Civil para realizar el curso de Tráfico, modalidad Atestados e Informes. Eran cinco y habían pasado tres años desde que en 1988 el cuerpo se abriera a la entrada de mujeres. También fue novedad en 1993 cuando dos mujeres realizaron el curso en la modalidad de Motorista. Actualmente hay 185 mujeres desempeñando su trabajo en la Agrupación, un 2,14% del total de más de 8.500 integrantes. Parece poco. Por ahora, porque el pasado 26 de enero se incorporaban 220 nuevos guardias alumnos en prácticas, entre ellos, 41 mujeres, el 18,63% del grupo. Esto demuestra que cada vez más mujeres ven en la ATGC la posibilidad de desarrollar su carrera profesional.
Las mujeres que vigilan la carretera
Fecha actualización: 21 mayo 2024La presencia de la mujer en profesiones que han sido tradicionalmente de hombres es cada vez mayor. Siguiendo a las pioneras que abrieron la puerta en su momento, las profesionales van poco a poco ocupando un lugar en todos los sectores de la vida social, económica y política. Así sucede también en el cuerpo que en España se encarga de la vigilancia y control de las carreteras, la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.
El 2,14% de los miembros de la ATGC son mujeres, pero en la última promoción el 18,63% ya son alumnas.
Labor dura y gratificante
La realidad es que el porcentaje de representación femenina en todo lo relacionado con la vigilancia de las vías interurbanas es similar a la que podemos encontrar en el transporte por carretera, donde sólo entre el 2 y el 3% son conductoras profesionales. Sin embargo, en ambas profesiones se pueden encontrar testimonios similares sobre la vida en la carretera.
“La especialidad de Tráfico es dura: La Agrupación es todo el día en la carretera, llueva, nieve…, pero tiene una cosa que engancha: es muy gratificante auxiliar al usuario en un siniestro vial, estar con la familia. Es muy reconfortante ver la reacción de las personas a las que has ayudado”, asegura Laura Granja, capitán de la ATGC. Hay que tener en cuenta que, según los datos del Ministerio de Interior, en 2022, la Agrupación recorrió más de 96,3 millones de kilómetros para cumplir con su labor de vigilar y regular el tráfico, además de garantizar la seguridad de la circulación y auxiliar a las personas que lo necesiten. Eso obliga a una presencia constante a pie de carretera, ya sea para denunciar infracciones, auxiliar, investigar un siniestro vial o vigilar que el transporte se adecúe a la normativa.
Durante ese mismo año, la ATGC empleó casi 7 millones de horas en las casi 450.000 patrullas realizadas, y presentó más de dos millones de denuncias por delitos contra la seguridad vial relacionados con el consumo de alcohol y drogas al volante, el exceso de velocidad o el permiso de conducir, entre otros. Las 185 mujeres de la Agrupación de Tráfico han formado parte de ese engranaje para hacer más seguras las carreteras.
En este sentido, la capitán Granja reivindica el papel de las sanciones en la regulación del tráfico: “Tenemos esa cara amarga de que denunciamos, pero es nuestra manera de intentar concienciar al usuario de que ha realizado una conducta anómala en carretera y nuestra función no es otra que hacerle consciente de que a veces gracias a que le paramos hemos conseguido evitar un siniestro. Nuestra función principal no es denunciar, sino evitar que se produzcan siniestros viales y la denuncia es una enseñanza al usuario: una manera de decirle ‘lo has hecho mal, has cometido una infracción que podría haber ocasionado algo más grave en carretera”.
Mujeres en las diferentes áreas de la ATGC
Modalidades | Número de mujeres |
---|---|
Dirección A (Oficial) | 2 |
Dirección B (Suboficial) | 3 |
Atestados B (Suboficial) | 6 |
Motoristas | 35 |
Atestados C | 136 |
GATI (Curso de Aptitud en Tecnologías de la Información) | 1 |
Plaza Mayor | 2 |
TOTAL | 185 |
Motoristas de la Agrupación
La mayoría de las mujeres de la ATGC, el 78%, trabajan en la modalidad de Atestados (ver cuadro adjunto), lo que supone acudir al lugar de los siniestros y recopilar datos para resolver responsabilidades.
Tan sólo el 18% de las 185 guardias son motoristas. La capitán Granja, la mujer de más alta graduación en la ATGC, es una de ellas, y tiene claro el riesgo: “En las motocicletas somos un vaso de cristal. No es lo mismo que ir en un vehículo de cuatro ruedas y debemos ser conscientes de que el margen de maniobra que tenemos con la motocicleta es mucho menor, entonces tenemos que conducir con un margen de seguridad mucho, mucho mayor”.
Además, la capitán insiste en la seguridad con la que cuentan a la hora de salir a la carretera en sus motos: “La motocicleta que tiene la ATGC es muy segura, es cómoda para aguantar todas las horas que tenemos que estar de servicio, es estable. Y vamos equipadas de pies a cabeza incluso en verano. También se están implementando chalecos airbags y hay un estudio constante para ver cómo mejorar la seguridad vial de los compañeros”.
El riesgo y la dureza de la profesión ya no es un impedimento para la entrada de las mujeres en este cuerpo. Un nuevo hito llegó en septiembre de 2022, con la incorporación de la guardia civil Noelia Esteban Muelas al puesto de instructor-monitor de conducción de motocicletas de la Escuela de Tráfico en Mérida.
Reconocimientos
Como Laura y Noelia, otras mujeres han optado por la especialidad de Tráfico de de la Guardia Civil. Su labor se ha reconocido por la Asociación de Ingenieros de Tráfico y Técnicos de Movilidad (AITTM), que hasta en cinco ocasiones ha incluido a mujeres de la Agrupación entre las ganadoras del premio “La Mujer en la Gestión del Tráfico”. En 2017, fue premiada Mónica Falgueras Velázquez, la primera mujer motorista de la Guardia Civil en el dispositivo de seguridad de la Vuelta Ciclista a España.
Todo ello es muestra de un trabajo imprescindible para el ecosistema de la seguridad vial, en el que con el tiempo también se está normalizando la presencia de la otra mitad de la sociedad.
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